Menos mal que llegó a pagar el fiado
No era necesario. Nunca lo fue. Hoy sí. Me refiero al pibe de 27 años que ahorcó a su padre jubilado de 65 años en Chaco porque no quería darle la jubilación que recién había cobrado para comprar droga. No era necesario convivir cinco días con el cadáver en descomposición colocado en una heladera que no funcionaba. No era necesario mentir a sus hermanos que buscaban a su padre desesperadamente. La droga es un flagelo mundial, es el opio de los pueblos, es un negocio millonario y es también la vía de descarte para cientos de miles de personas que sobran en un sistema capitalista tecnologizado que no tiene empleos ni vidas dignas para ofrecerles. Pero mi punto es que, hasta hace poco, convertirse en parricida no era necesario. No veíamos todos los días en las noticias casos de personas que decidieron, por el motivo que fuera, cruzar esas líneas. Parricidios y filicidios. Muertes y crímenes intrahogar. Se mata al cuerpo que se tiene a mano. El que molesta, el que irrita, el que no para...